HOMILIA XXVIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO CICLO A

Estamos pasando por momentos difíciles, donde estamos necesitados de paz. Sería bueno recordar la encíclica de San Juan XXIII “Pacen in Terris”. La situación entre Ucrania y Rusia que vamos normalizando, Israel y Palestina, con unas consecuencias que desconocemos. Inmigrantes que están muriendo intentando llegar a un lugar más digno, otros que consiguen llegar a Canarias, Almería, Murcia… Es un momento para volver a lo esencial de la vida de toda persona de buena voluntad. Lo esencial es el Señor.

En estos dos últimos domingos se nos habla del Reino de Dios. El domingo pasado veíamos como iban matando a todos los que el propietario de la viña iba enviando, hasta incluso cuando envió a su propio hijo. Hoy también escuchamos el tema del Reino pero con la parábola del banquete.

Dios a pesar de todo lo que está pasando es más grande que nuestra propia rutina. Podemos verlo en la parábola del banquete que acabamos de escuchar. Dios está preparando una gran fiesta y quiere que todos estemos junto con él en este banquete.

No tenemos un Dios controlador, ni justiciero. Nuestro Dios nos invita a compartir una fiesta fraterna que culminará con nuestro esfuerzo, deseos y aspiraciones. Es también necesario que pongamos esfuerzo y voluntad. El Señor siempre nos muestra su amor y misericordia pero nos hace libres y quiere que respondamos en libertad. Por eso, aparece una persona que no tiene traje de fiesta y es echado del banquete. Todos somos llamados porque somos pecadores, y Dios me quiere como soy, pero requiere de nuestra libertad.

Jesús quiere liberarnos de miedos y quiere que tengamos confianza en Dios. Jesús acoge a todos, a todos, a todos, pecadores, pobres, indeseables… pero también tenemos que poner algo de nuestra parte. El Misterio de Dios es buena noticia. Tenemos que hablar de Dios como hablaba Jesús.

Vivimos un momento de la historia en el que la religión y sobre todo la religión católica está sometida a un gran descrédito y esto hace difícil que se pueda escuchar a Dios o escuchamos afirmaciones como que yo creo en Dios pero no en la Iglesia, sin embargo Dios nos invita a vivir en comunidad. Nos invita a una fiesta, a un banquete, en comunidad.

Por eso, tenemos que vivir con mucha humildad nuestra fe, reconocer que somos pecadores, pero que tenemos a un Dios que es de misericordia entrañable.

Dios nos sigue llamando y nos sigue invitando a su banquete a pesar de que el mundo no quiera oír hablar de El. El mundo está en crisis lo vemos en los conflictos, lo vemos en la carencia de principios, da la sensación de estar al final de la caída de un imperio.

El mundo está en crisis. La religión está en crisis, las estructuras están en crisis, pero Dios no está en crisis. Dios no excluye a nadie. Quiere que la fiesta de la humanidad termine con algo gozoso. Dios invita a todos.

Tenemos que responder a aquel que nos ama y sentir vergüenza cuando no respondemos a su amor. Tenemos que trabajar por la justicia, por la paz, por hacer un mundo mejor donde todos podamos vivir con alegría, la alegría del que cree en un Dios que es amor y nos invita a su fiesta. No desprecies la oportunidad.

          Braulio Carlés

Párroco San José Artesano