Homilía SAGRADA FAMILIA (31-12-2023)

HOMILIA SAGRADA FAMILIA 2023

Hoy celebramos una de las fiestas más importantes desde un punto de vista humano y también religioso. La familia es lo más valorado, lo más importante para todas las personas. Es el núcleo más considerado para todos. La familia es todo. En la familia nacemos, nos aman y nos enseñan a amar. En la familia crecemos. En la familia se nos da todo lo que creen que es lo mejor. Cada uno de nosotros tenemos nuestra historia de familia. Sabemos de momentos buenos y no tan buenos, quizá también de momentos de crisis, incluso malos. Puede que incluso tengamos el concepto de familia como algo roto. También hoy hay otras realidades que tenemos que mirar con los ojos de Dios, como decía Benedicto XVI tenemos que ser un “corazón que ve” y desde ahí mirar todas las realidades de la vida, porque a pesar de todo, la familia es lo más valorado para todos.

Sin embargo, en muchos casos la familia está en crisis. La familia tradicional cada día está más cuestionada. Pero ante las dificultades, es la familia quien nos protege y nos ayuda a superar los obstáculos y problemas. Ante las dificultades, siempre es la familia quien nos sirve de soporte.

En este día de la Sagrada Familia, sea cual sea nuestra situación familiar, sea cual sea el concepto de familia que muchas personas tienen, la Sagrada Familia, nos sirve de modelo y referencia para los cristianos.

La Sagrada Familia supo de dolor, incomprensiones. Tuvo que fiarse de Dios sin entender muchas veces nada. Vivían en la armonía y felicidad del hogar. En la Sagrada Familia vemos la responsabilidad de los padres. El silencio de José y la obediencia absoluta a la voluntad de Dios sin entender lo que Dios le pedía. La aceptación y el Sí de María en todo momento a cumplir la voluntad de Dios.

En la Sagrada Familia vemos el amor de Jesús a sus padres y la obediencia de éste a José y María. Jesús enseña a los hijos a obedecer a los padres, si lo hizo el mismo hijo de Dios con mayor motivo los hijos deben obedecer a los padre en la infancia y cuidarles en la ancianidad como hemos escuchado en la primera lectura “hijo cuida de tu padre en su vejez y durante su vida no le causes tristeza”. También en la familia tiene que haber diálogo y solidaridad familiar. Los padres deben educar a los hijos en solidaridad y generosidad. Es urgente que hoy las familias recuperen los valores para que la familia no fracase. Hoy también tenemos un recuerdo y nuestra oración para las familias desestructuradas y que están pasando por crisis y rupturas.

Después de todo esto vemos que no todas las familias responden a este modelo de José, María y Jesús. Hay familias abiertas a la sociedad, hay familias egoístas; hay familias dialogantes y hay familias autoritarias; hay familias que educan en solidaridad y hay familias que educan en egoísmo.

En este contexto social de “sálvese quien pueda” la familia puede ser un modelo de insolidaridad donde aprenden a malvivir los hijos y no planificar el futuro. ¿Serán nuestros hogares un lugar donde escuchar el Evangelio, dónde defender a los abandonados? Nuestra familia, ¿ayudará a crear una sociedad más justa, donde dejemos un mundo mejor o nos convertirá en personas egoístas ante los problemas de los demás?

Termina el Evangelio de hoy diciendo “el niño iba creciendo y la gracia de Dios estaba con El”. ¿Podemos decir esto de nuestros hijos?, ¿es este el ambiente que se vive en nuestros hogares?, ¿qué hacer para educar en la fe en estos tiempos difíciles?

Es difícil en la sociedad de hoy transmitir la fe. Hoy la fe no se puede vivir como era la infancia de los que hoy ya somos mayores. La fe hoy no se puede vivir de cualquier manera. No se trata de vivir una tradición y sin profundizar en ella, ni tener experiencia de Dios. Así hoy no se puede educar a los hijos en cristiano. ¿Cómo hacer para que nuestros hijos sean creyentes en una sociedad descristianizada?

La fe debe ser algo personalizado, fruto de una decisión personal. No sirven sólo las tradiciones. Así no podemos ser cristianos y menos en una sociedad que cada día es más laica.

La fe hay que compartirla en la comunidad. No podemos decir soy cristiano, mi familia es cristiana y luego no tener ningún signo de comunidad. Puedo decir yo rezo, pero no siento el calor ni el acompañamiento de la comunidad, aunque bien sabemos, que la comunidad también es pecadora. Necesitamos una comunidad donde crecer en la fe.

Vivimos una sociedad indiferente ante Dios. Estos días, aunque él es la razón de todo lo que estamos celebrando, para muchas personas sólo son días de comidas, fiestas, pero en la más absoluta superficialidad. La fe nos tiene que llevar a un compromiso serio y verdadero a pesar de nuestros pecados.

Todo esto, también nos llevará a una fe sufrida, donde la cruz no estará ausente. No estará ausente porque nos gustaría que nuestros hijos participaran más de la parroquia, porque los problemas de hoy nos harán sufrir, porque queremos que la comunidad de fe sea un referente para toda la gente de bien y por tantas cosas que nos llevarán a la cruz pero no al desánimo y ni a la falta de fe.

Sólo en comunidad con el ejemplo de los padres podremos vivir una fe verdadera. Feliz día de la Sagrada Familia y el año que está apunto de comenzar nos traiga felicidad verdadera al estilo de la Sagrada Familia.

Braulio Carlés

Párroco San José Artesano