HOMILIA DEL XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Estamos terminando el tiempo litúrgico de este año. Las lecturas nos hablan del final de los tiempos. Las de hoy especialmente nos invitan a mirarnos a nuestro interior. También estamos celebrando la jornada mundial de los pobres. El lema de este año es “NO APARTES TU ROSTRO DEL POBRE”.

Estamos pasando tiempo difíciles para todos y desde todos los puntos de vista.  A nivel internacional Ucrania, Gaza, la cantidad de pequeños conflictos que hay a nivel mundial.  A nuestro nivel nacional necesitamos cristianos con templanza ante esto momento en el que se está dividiendo el país en dos grandes bloques, en los que hasta los cristianos estamos divididos. Es urgente adoptar una actitud de diálogo, diálogo, diálogo….

El Evangelio nos presenta a tres personas que se les encomienda unos talentos ante la marcha del propietario.  Estos talentos se reparten según las cualidades de cada uno.  A uno cinco, a otro dos y a otro uno. El de cinco produce otros cinco, el de dos produce otros dos y el de uno no produce ninguno.  ¿Cómo podemos interpretar esta parábola según nuestros días?

Lo cierto es que el del talento, el tercero, no hace nada malo. Sólo que conserva el talento y el Señor nos dice no al conservadurismo y si a la creatividad y a la imaginación. También el Señor nos dice no al conformismo, no podemos conformarnos con lo que sea, como si todo diera igual.  No nos arriesgamos con creatividad y sin embargo, siempre hablamos de conservar.

El evangelio de los talentos requiere una respuesta activa a Dios, desde el compromiso o desde lo que decía el Papa Francisco a los jóvenes “armen lío”.  El Evangelio no exige un trabajo comprometido, donde no busquemos seguridades, aunque es frecuente ver cómo la gente busca repetir los caminos del pasado.

La vida nos deja muchos interrogantes, en el pasado y en el presente.  Según respondamos podremos establecer un futuro digno.  Ante el momento en el que estamos, ¿quién puede transmitir esperanza?; ¿quién puede transmitir esperanza a los pueblos, a los sufrimientos del hombre de hoy?

Estamos en un Sínodo Diocesano, y en un Sínodo Universal.  Es el momento de escucharnos, de participar y de caminar todos juntos.  Hoy no podemos mirar hacia otro lado cuando hablamos de los problemas de los demás, no podemos mirar para otro sitio intentando vivir tranquilos.  No podemos guardar el talento ante los problemas de los demás y decirle a Dios, aquí tienes lo tuyo.

Hoy estamos en la jornada mundial de los pobres.  El lema de este año “NO APARTES TU ROSTRO DEL POBRE” (Tb 4,7).  Es frecuente que cuando oímos algún principio de la doctrina social de la Iglesia, algunas personas poco formadas lo identifican por partidos radicales progresistas y sin embargo, algunos cristianos a la hora de entender la doctrina social de la Iglesia la entienden como partidos conservadores un tanto extremistas.  Los pobres son personas, que tienen corazón, rostro, historia, alma.  Nosotros no podemos dar respuesta desde ninguna ideología política, sino desde el Evangelio y desde ahí, nos encontraremos con cualquier persona de bien que quiera colaborar en nuestra causa.

La doctrina social de la Iglesia se basa en el Evangelio y en los principios más básicos de la personas, dignidad, igualdad, solidaridad o subsidiariedad entre otros.

El Papa este año coge el testimonio de Tobí, el padre de Tobías, que después de hacer el bien parece que Dios le castiga dejándole ciego.  Nada más lejos de la verdad, Dios está con él, si cabe más cerca que nunca. Tobí, sigue educando a su hijo en el bien y en las obras de caridad.  Después recuperará la vista y dará gracias a Dios porque ve a su hijo.

Muchas veces parece que los pobres de la parroquia son tarea de Cáritas.  Sin embargo, los pobres los tienen que atender todas las personas de la Comunidad parroquial, porque tenemos que ser Comunidades acogedoras, que consideran a todos hermanos nuestros.

No puede ser que una Comunidad no conozca a los pobres y les consideren unos miembros más de nuestra Comunidad parroquial.  Los Cristianos tenemos que ser valientes, acoger al pobre, hacerle un miembro más de nuestra Comunidad parroquial.  Con este motivo y teniendo en cuenta que el próximo Domingo tendremos confirmaciones en la parroquia y el Sábado anterior retiro, después del retiro compartiremos una comida con los pobres del barrio, de la parroquia.

Hoy también es un momento para dar gracias a Dios por nuestra Cáritas parroquial, por los voluntarios, que como dirá el Papa Francisco son “vecinos de casa”, que saben escuchar, dialogar, intentar comprender su situación y sus causas, dando consejos adecuados, también espirituales y materiales.  Nosotros cuando actuamos así estamos trabajando por el Evangelio y por el bien común.

Pidamos al Señor ser una Comunidad acogedora, que sepamos desarrollar nuestros talentos con generosidad y creatividad, que no los conservemos y que con esta actitud, los pobres ocupen el lugar central en la parroquia, porque son los preferidos del Señor.

         Braulio Carlés

Párroco San José Artesano