Homilía 1º Adviento (03-12-2023)

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO CICLO B

Empezamos un nuevo año litúrgico. Empezamos el adviento, es un tiempo de preparación para la navidad. Dios se hace hombre. Dios se encarna. Dios es uno más entre nosotros. Este es el mayor motivo para la esperanza de todas las personas de bien. No está todo perdido. Jamás se oyó que Dios hiciera tanto por nosotros. Es algo totalmente impensable por el ser humano.

Dios quiere que salgamos de nuestra superficialidad, de nuestro stress de vida, de nuestras situaciones personales y algunas de ellas inconfesables. Dios quiere que cambiemos nuestra mirada y pongamos la hombre en el centro y sobre todo que pongamos al HOMBRE en el centro de nuestras vidas. Por eso hoy la palabra de Dios nos deja un mandato claro VELAD.

Los primeros cristianos pensaban que Jesús no tardaría en venir, pero tardaba en llegar. Tenían nostalgia de Jesús, querían volver a encontrarse con él. Todo se retrasaba y empezaban a preocuparse. Se podía correr  el riesgo de apagar ese primer ardor, como dice el libro del Apocalipsis “has perdido el amor primero”.

Se corría el riesgo de relajarse en la fe y caer en el olvido de todo lo vivido con el Señor y caer en la indiferencia como les pasó a los discípulos hasta que se encontraron con le Resucitado. Estaban preocupados que cuando llegase Jesucristo no les encontrase dormidos.

Esta misma reflexión nos la podemos hacer hoy en día. Son muchas las personas que se han ido alejando de la Iglesia desde hace años. Quizá para algunos lo han considerado como algo trasnochado y superado. Quizá  otros han elegido vivir una materialista y superficial, buscando a Dios en el dinero, en el prestigio o en el poder. Otros debido a la dejadez o a la comodidad lo han ido dejando. También los hay que se llaman católicos por tradición pero sin ningún compromiso de vida.

Entonces, nos podemos hacer dos preguntas, ¿qué hacer para que estas personas vuelvan a nuestras comunidades? Y ¿ cómo vivimos hoy los cristianos este mensaje de Jesucristo que dice “velad”?.

Para responder a estas preguntas lo podemos hacer también haciendo otras preguntas, ¿Cómo se mantiene nuestra fe, es una fe viva? ¿ O más bien vivimos una fe mediocre que va a medias sin ningún compromiso?. Hoy más que nunca necesitamos que los cristianos estemos comprometidos en nuestra fe. No puede ser que nuestra fe, sea mediocre, fruto de la tradición o de las costumbres.

Hoy más que nunca tenemos que crear una Iglesia renovada. El Papa Francisco nos invita a que seamos una Iglesia sinodal, una Iglesia en salida, en la que participemos todos, nos escuchemos todos, caminemos todos juntos y donde entramos todos, todos, todos.

Es cierto que hoy estamos atravesando un horizonte sombrío y complicado a todos los niveles. En el mundo hay muchos conflictos, los más cercanos que tenemos son los de Ucrania y la guerra en Gaza entre Israel y Palestina. También estamos asistiendo a la mayor cantidad de inmigrantes que llegan a nuestras costas y que no siempre están bien vistos por nuestros cristianos y nuestras comunidades. La situación de nuestro país a muchas personas nos dejan preocupados y no sabemos cuales pueden ser las consecuencias de esta situación actual. Puede que también en nuestros hogares o nosotros mismo tengamos problemas.

Hoy el mundo está falto de esperanza. Nosotros estamos a la espera, del que es la ESPERANZA. ¿Dónde encontrar esa seguridad?. Lo encontramos en el encuentro con Cristo. Por eso, ahora es un tiempo muy importante para que intensifiquemos la oración en este tiempo fuerte, un tiempo para profundizar en nuestra conversión personal y comunitaria. Por eso también es un tiempo para que nuestras comunidades, nuestra comunidad sea un lugar de acogida de tantas personas heridas y cansadas de tantas dificultades de la vida.

Por eso, es un tiempo para vigilar nuestra fe, porque no sabemos ni el día ni la hora, como nos cuenta la parábola de las vírgenes prudentes y porque muchas personas aun sin saberlo necesitan poder experimentar el amor de Dios, a través nuestro y de nuestras comunidades como lugar de acogida y de misericordia.

         Braulio Carlés

Párroco San José Artesano