HOMILÍA 17-12-2023

HOMILIA TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

Mirando a nuestro alrededor vemos como ya desde el mes de Octubre había en la tiendas y supermercados turrones y productos navideños. Enseguida surgieron los encendidos de las luces y cada vez con más fuerza en los lugares más recónditos. Nos podemos preguntar, ¿está ahí el sentido de la verdadera y auténtica navidad? ¿que sentido tiene todos estos actos externos y superfluos?

Para muchos la Navidad es una época más del año, en la que tenemos que aparentar ser buenos y por unos días parece que nos preocupa el sufrimiento y el sentimiento de los demás; son días de familia en los que según cumplimos años nos aburre encontrarnos con miembros de la familia que sólo nos vemos en estas fechas y por obligación. Parece que son días en los que tenemos que sonreír aunque no tengamos ganas. Si además faltan miembros en la mesa que han estado otros años, todo se agrava más.

En todas estas actitudes no importa el sentido religioso de la verdadera y auténtica Navidad. Para muchas personas parece que es algo de la infancia donde nos engañaban en el infantilismo del momento para los niños y aquellas personas ingenuas que viven la Navidad como si fuera eso la verdadera Navidad.

Entonces, ¿qué celebramos en Navidad? “Vino un hombre enviado por Dios que se llamaba Juan”. Juan anuncia a Jesús, dice que viene el Salvador. Nosotros hoy ¿conocemos a Jesús como lo conocía Juan? ¿Damos testimonio de la verdadera Navidad? ¿Cuál es la verdadera Navidad? ¿Quién es Jesús?, ¿Por qué celebramos su nacimiento?, ¿Es una simple tradición?, ¿es un cauce para nuestro encuentro con Dios?

La fe cristiana es un encuentro con Jesús. En Jesús se nos muestra la cercanía Salvadora de Dios. La fe surge en medio de un mar de dudas, de incertidumbres, de malentendidos, de interrogantes. Los discípulos fueron cobardes ante la muerte de Jesús, pero al Resucitar todo se transformó en alegría y valentía.

Es necesario transmitir la fe como lo hicieron los Apóstoles, sino corremos hoy el riesgo de que haya una ruptura en la historia del cristianismo. Los que creemos en la Encarnación de Jesucristo y en su Resurrección nos convertimos en testigos y testimonio de Jesucristo que se Encarna y se hace hombre.

 

Juan da testimonio. Juan es la luz. Nos dice “allanad el camino del Señor”. Hoy la gente va por caminos de indiferencia. Necesitamos creyentes que hagan creíbles el mensaje de Jesús. Necesitamos testigos humildes. Nosotros no somos la palabra más importante, sólo como Juan Bautista, testigos de la luz, anunciamos a la luz.

Hay muchas personas que transmiten palabras vacías, hay mucho politiqueo barato del que mucha gente aprende a tener también palabras vacías. Por eso hoy más que nunca necesitamos personas que irradien sabiduría, dignidad. No pronuncien muchas palabras pero las que pronuncien den luz a este mundo de hoy como lo hizo Juan Bautista. Es necesario que renazcamos para no ser producto de una sociedad vacía, sino más bien hijos queridos por Dios que viven con alegría.

Jesús se hizo uno más entre nosotros para traernos la alegría de la Salvación. En este tercer Domingo de Adviento, Domingo “Gaudete”, Domingo de la alegría, san Pablo nos da algunas indicaciones para vivir en esta alegría.

  1. Sed constantes en la oración.
  2. Dad gracias a Dios en toda ocasión
  3. Examinad todo. Quedaos con lo bueno.

Estas tres palabras que nos dice San Pablo nos pueden llevar a la alegría, que es una expresión de la santidad y nos pueden llevar hoy y siempre llegar a vivir la verdadera y auténtica Navidad. Que sigamos preparándonos en este tramo final para vivir de verdad el nacimiento del Hijo de Dios que se Encarna y se hace Hombre. Se hace uno más entre nosotros.

         Braulio Carlés

Párroco San José Artesano