HOMILÍA 12-05-2024

HOMILIA DOMINGO DE LA ASCENSION

Algunos padres consienten mucho a sus hijos. Nos encontramos padres que prefieren que sus hijos no sufran, que no tengan problemas, pobrecillos y ¿cuándo lleguen a mayores y los problemas sean inevitables, qué? Esto hoy tiene como consecuencia que nos encontramos con niños caprichosos, a veces un poco repelentes qué te dicen lo tú tienes que hacer… Sobre todo, hay padres que no quieren que sus hijos sufran y les ponen en una urna para que no sufran.

Incluso parece que Jesús hace esto inicialmente con sus discípulos. Aunque les ha advertido de todo lo que les viene encima, parece que no quiere que salgan inicialmente de su burbuja, que es el cenáculo. Cuando se les aparece, les cuenta que ha resucitado, pero no les dice nada fuera de la paz con vosotros, soy yo, he resucitado… y cosas similares. El domingo pasado les decía “permaneced en mi amor”. Parece que Jesús es un padre que consiente a sus hijos, y les invita a quedarse en su burbuja. A tener unos discípulos caprichosos.

Nada más lejos. Hoy les dirá “Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación”. Mateo dirá ser discípulos, Lucas dirá hacer testigos y Marcos dirá “id y anunciad el evangelio a toda la creación”. Cada uno tiene un matiz diferente, pero a todos les envía a la misión.

Una misión que saben que no va a estar carente de sufrimiento, de lucha, de adversidades, y sobre todo de cruz. Entonces, Dios no es un padre que consiente a sus hijos.

Viendo cómo Jesús actúa con los discípulos, podemos preguntarnos y ¿nosotros?. ¿nos sentimos enviados a la misión?, o ¿más bien, tenemos una religión a nuestra medida?, ¿nos quedamos en nuestra burbuja a vivir la fe, como si fuéramos una casta especial que no debe contagiarse de la plebe? ¿somos un grupo estufa?.

Podemos preguntarnos, ¿nos sentimos enviados a la misión? Somos conscientes que el mundo está en crisis, guerras, conflictos, falta de principios y de ética, sálvese quien pueda, cada uno va a lo suyo… Somos una religión envejecida. Vemos que cuesta que se incorpore la gente joven a la vida parroquial. La gente busca pero a veces pasa como a San Agustín, por lugares equivocados.

Se trata para unos conocer el Evangelio, para otros volver a la fuente y sembrar la frescura del Evangelio. Tenemos que recuperar la esencia de las comunidades cristianas. No nos importa ser muchos o pocos, lo que nos importa es que los que seamos, seamos auténticos.

Si somos capaces de volver a nuestras fuentes, irradiaremos frescura, alegría, esperanza. Este mundo de hoy necesita mucha esperanza. Estamos en el año de la oración. Ojalá recemos todos más. No podremos hacer frente a nuestra misión, si no somos hombres y mujeres de oración. La oración pasa por conocer bien la Palabra de Dios y el evangelio.

Tenemos que recuperar nuestras comunidades, ser comunidades de esperanza, seamos pocos o muchos. Esa es la mejor manera de salir a la misión. Igual que a los primeros cristianos que digan de nosotros, mirad como se aman. Ser esperanza para un mundo en crisis, ser signo de alegría para tanto dolor y sufrimiento, tantas personas vacías, que no encuentran sentido a sus vidas.

Estamos en el mes de mayo, mes de María. Pidamos a la Madre, que interceda por nosotros, especialmente hoy que es la Virgen de Barbatona, que María nos conceda a todos, la salud física y espiritual. Hemos sido enviados a una misión, que la oración nos dé fuerza para ello y seamos signo de esperanza para el mundo de hoy.

El Señor nos bendiga.

Braulio Carlés

Párroco San José Artesano